Hermanas de viento
Evaristo Martínez [ 01/12/2014 - 13:23 ]
Cristina y Elena Mateo, jóvenes promesas del clarinete y el fagot
Las hermanas almerienses Cristina y Elena Mateo Sáez no sólo tienen un vínculo de sangre y una pasión por la música heredada de su padre, José Mateo, director de la Banda de Música de la Asociación Cultural Níjar. Ambas están unidas por su talento al servicio de dos instrumentos de viento: la primera toca el clarinete y la segunda, el fagot. Ahora, la casualidad ha querido que logren sendos premios -uno internacional y otro nacional- el mismo día. Separadas, eso sí, por casi 9.500 kilómetros de distancia.
El pasado 15 de noviembre, Cristina Mateo se hacía en Los Ángeles con el máximo premio del Pasadena Showcase House Instrumental Competition. Este concurso engloba todos los instrumentos de una orquesta sinfónica. A la final llegaron cuatro participantes por cada sección pero por por encima de todos había un gran premio al mejor talento e interpretación, dotado en 6.000 dólares, que fue el ganó Cristina.
La almeriense, de 19 años, lleva tres meses en Estados Unidos, donde ha comenzado su formación en el Colburn Conservatory of Music de Los Ángeles, centro de alta capacidad para jóvenes talentos. “No quería presentarse al concurso ya que concurren músicos de hasta veinticinco años, con carreras terminadas y másteres, pero tuvo una brillante actuación”, cuenta a LA VOZ José Mateo.
El jurado estaba formado por solistas de la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles que dirige Gustavo Dudamel, “el Karajan del siglo XXI”, lo que otorga más valor al premio.
No menos mérito tiene el triunfo. A sus trece años, Elena Mateo ha logrado en Sevilla el primer premio del primer concurso nacional de la Asociación de Fagotistas y Oboístas de España. Lo hizo tocando el fagot en una categoría donde había intérpretes de hasta dieciséis años. “Elena está demostrando su talento natural para la música, no sólo por este premio sino por las aptitudes y condiciones que demuestra en sus estudios y en la Banda de Níjar”, relata su padre.
Las dos hermanas comenzaron a tocar respectivamente el clarinete y el fagot a los cinco años de edad y Cristina ganó su primer premio nacional, de los tres que posee, a los doce, casi a la misma edad con que ahora lo ha hecho Elena. “Ambas son muy trabajadoras, no es algo que venga de la noche a la mañana ni gracias a una varita mágica”, asegura el padre de estas dos promesas de la música con un potencial que ya es una realidad.